En general, se considera muy seguro vivir con un riñón y sus equipos clínicos le describirán los principales riesgos, que incluyen los riesgos más comunes y más graves, así como los principales riesgos para sus circunstancias particulares.
Es importante tener en cuenta que los estudios sobre los efectos a largo plazo de la donación de un riñón están en curso.
Puede consultar las últimas pautas profesionales en el sitio web de British Transplantation Society aquí si lo desea. La Guía actual sobre el trasplante de riñón de Donante vivo se publicó en mayo de 2011, y se publicó una adenda en diciembre de 2014. Se espera que en breve se publiquen nuevas pautas. Las pautas están dirigidas a los equipos clínicos, pero puede discutir cualquier aspecto de estas con su coordinador si lo desea.
Es importante tener en cuenta que cada donación conlleva riesgos y que no es posible cubrir todas las eventualidades cuando se considera el riesgo. Sin embargo, algunas de las investigaciones más notables posteriores a la donación indican lo siguiente:
Algunos estudios han indicado que existe una posibilidad levemente mayor de un pequeño aumento en la presión arterial o la cantidad de proteína en la orina como resultado de tener un riñón. Sin embargo, estos se revisan en el seguimiento anual y, si se encuentran, se pueden tratar.
El riesgo general de desarrollar una enfermedad significativa en el riñón restante después de la donación es bajo, se produce en menos de uno de cada 200 (0,5%) donantes, y es mucho menor en los donantes de riñón que en la población general (no selectiva) (porque el riñón los donantes son, por supuesto, preseleccionados para garantizar que estén sanos).
En comparación con el público en general, la mayoría de los donantes de riñón tienen una supervivencia equivalente (o mejor), excelente calidad de vida y ningún aumento en la enfermedad renal en etapa terminal (ESRD - enfermedad renal).
Sin embargo, algunos estudios han indicado una incidencia ligeramente mayor de ERTD después de la donación entre ciertos grupos, en particular, donantes negros, donantes más jóvenes, donantes genéticamente relacionados con sus receptores, donantes relacionados con receptores con causas inmunológicas de insuficiencia renal y donantes con sobrepeso. . Sin embargo, el riesgo es aún más bajo que el de la población general (no selectiva).
Si bien la mayoría de las mujeres tienen embarazos sin complicaciones después de la donación, existe un riesgo ligeramente mayor de hipertensión gestacional o preeclampsia.
También es importante tener en cuenta que, aunque en general los riesgos en general son muy bajos, cada persona es diferente y no es imposible que ocurran otras complicaciones poco comunes. Por ejemplo, aunque es raro, la fatiga persistente y el dolor persistente han sido reportados por un pequeño número de los miles de donantes vivos.
Al considerar la donación, es importante que los donantes piensen sobre cómo se sentirían si les sucediera algo improbable o inusual, y que discutan estas inquietudes con su equipo clínico como parte del proceso de evaluación.
Tenga en cuenta que estos estudios han hecho que algunas unidades sean más cautelosas al aceptar donantes más jóvenes y, como tal, se les puede pedir a las personas más jóvenes que consideren esperar algunos años antes de donar. Si se le niega la oportunidad de donar y aún desea continuar, siempre puede buscar una segunda opinión de otra unidad.
Después de la donación, se lo invitará de regreso para revisiones poco después de su cirugía y luego anualmente. Además de estas verificaciones anuales, se aplican las mismas políticas y procedimientos, ya que se aplicarían a cualquier otro paciente del NHS: no recibirá ningún tratamiento preferencial como resultado de la donación de un riñón. Sin embargo, en el caso extremadamente improbable de que necesite un trasplante más adelante en la vida, se le ofrecerá prioridad adicional en la lista de espera para trasplantes dentro de ciertos criterios.
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